Hoy empiezo una nueva sección dedicada a esas series de las que todo el mundo te habla y te pone en un altar, pero que después las ves y dices: no había para tanto. Es lo que yo llamo: "Víctimas del hype".
La serie con la que quiero abrir esto, no es otra que la uberconocida Lucky Star. Una serie que en los tiempos en los que aún se emitía me vendían como una obra maestra del humor, o una serie llena de referencias frikis.
Si bien tiene esas referencias y es una serie de humor. Quizás las expectativas de la gente eran muy elevadas y, una vez más, el borreguismo otaku hizo el resto. Resultado: millares de fans de Lucky Star. Ante tal borreguismo, decidí ponerme a verla.
Fueron dos intentos. No pude a la primera. Y es que el primer capítulo, me pareció completamente infumable. En serio, me cuesta creer que a alguien le encante una serie en la que en los 10 primeros minutos de un capítulo se hable sobre como comerse una caracola de chocolate. En serio, no le vi la gracia.
Pasaron las semanas y decidí darle la segunda oportunidad. Pasado el bache de la caracola, la serie parecía avanzar a un ritmo algo más alto, con algunas escenas de humor y muchas referencias, pero para mí no llegó a ser tan buena. Y me cuesta creer su alzamiento por gags como el de Timotei. En serio, si no fuera por las notas de traducción, ¿alguien habría reconocido el anuncio en el que se basa?
Pero también tengo que reconocer que habían dos salvadores en esos 20 minutos de serie. El primero de ellos, Lucky Channel, con el genial Shiraishi Minoru y Akira-sama, que con su minuto y poco de duración conseguían el aprobado para el capítulo.
Y el segundo, y quizás más sorprendente en un anime, el ending. Porque en Lucky Star cada capítulo tiene un ending completamente diferente. La primera mitad es una deliciosa selección de openings clásicos cantados por las protagonistas de la serie. Mientras que en la segunda e infumable segunda mitad de la serie son canciones cantadas por el mismísimo Shiraishi Minoru en persona.
Es muy triste que tengan que tirar de Minoru para resucitar la segunda mitad de serie. Porque la verdad es que esos 12 últimos capítulos son realmente lentos y aburridos. Sobretodo el último, donde se inventan un festival para poder enseñarnos la coreografía del Motteke Sailor Fuku entera para que la podamos bailar en salones y demás. I see what you did on there, Kyoani!
Por lo demás poco que añadir. No digo que la serie sea mala, incluso os la recomiendo. Lo único que no es TAN buena como os la venden.
Por lo demás poco que añadir. No digo que la serie sea mala, incluso os la recomiendo. Lo único que no es TAN buena como os la venden.
También existe una OVA, que sería como un capítulo largo, pero con mucho fanservice inútil para regocijo de los fans. Entendiendo fanservice en el sentido de enseñar lo que los fans quieren, como Kagami disfrazada de Hatsune Miku. Y que, una vez más, aunque en mi honesta opinión, lo mejor de todo es el trozo final, en el que el Lucky Channel es hecho por los seiyuus en persona, el cual es aderezado por una brillante versión de Ai wo Torimodose de Hokuto no Ken, cantada por los presentadores de este peculiar Canal.
Y con esto me despido por hoy, ¡pasadlo bien!